martes, 30 de julio de 2013

El teatro del siglo XIX y su eco en José Zorrilla


El drama romántico estaba en su máximo apogeo cuando José Zorrilla escribió “Don Juan Tenorio”, quizás, la obra a la que dedicó los versos más cuidados y trabajados de su producción literaria, y por la que hoy día es más recordado, aunque sin embargo su autor guardara palabras no demasiado halagadoras respecto a su obra. Pero incluso así, la representación de esta obra es universalmente reconocida, especialmente en el marco español, lo cual, hace de “Don Juan Tenorio”, como sostienen muchos críticos literarios; “el drama romántico por excelencia”, al aunar la cúspide del talento de su autor, uno de los románticos más reconocibles, con uno de los personajes más míticos e interesantes de las letras españolas.

(Acuarela de Dalí "cartel de Don Juan Tenorio")

Para buscar influencias reconocibles en la pluma de José Zorrilla, debemos reparar en Martínez de la Rosa o García Gutiérrez, si bien no hay un solo ejemplo de los elementos fantásticos y sobrenaturales que caracterizan a esta obra en ninguna otra obra teatral de la primera mitad del siglo XIX. 



El crítico Francisco Ruiz Ramón alude a la “impresionante teatralidad de la obra”, para explicar todos estos elementos extraños y sobrenaturales que la acompañan, expresando cierta virtud en la forma de entender y subrayar el elemento teatral por parte del autor, que pretende epatar al público con una representación colorida y dinámica.



El estudioso David T. Gies, propone como máxima influencia de la síntesis verdadera de la obra de Zorrilla, a las llamadas “Comedias de magia”, obras mal consideradas por los críticos de la época, que sin embargo triunfaron entre el público de los siglos XVII y XVIII, y que comparten con “Don Juan Tenorio” la representación explícita de todos estos elementos místicos o mágicos, con esqueletos que se mueven, “trucos físicos”, estatuas que hablan o luces que suben al cielo.


Curiosamente, no se relaciona esta tendencia con la obra que quizás expresa mejor el espíritu mágico y moralista del que hace gala el “Don Juan Tenorio” de Zorrilla, fuera ya de las fronteras de España: Nada menos que “A Christmas Carol” cuento escrito por Charles Dickens en 1843, apenas un año antes del estreno de “Don Juan Tenorio”, y cuyas visiones y advertencias de las consecuencias para con la eternidad de llevar una vida infame en el plano material, guardan cierto paralelismo con el personaje sevillano, eso sí, alejado por supuesto del mito latino de Don Juan y más centrado en los actos I, II y III de la segunda mitad de la obra. La profanación del muerto, como veremos más adelante, y la redención amorosa, también quedan fuera de esta comparación, pero no así el arrepentimiento ante la visión de la otra vida que pide cuentas por las injusticias cometidas.



Sobre la influencia de las “comedias de magia”, dice además de manera bastante esclarecedora el crítico literario Ermanno Caldera:
No se puede negar que la atmósfera que envuelve las últimas escenas de la obra de Zorrilla, con su incertidumbre entre lo real y lo aparente, revela un estrecho parentesco con las antiguas comedias de magia: sólo que ahora a la magia grosera de las tramoyas se ha sustituido el hechizo más sutil de la poesía.”


Algo además sustentado por el propio José Zorrilla al subtitular su obra como “drama religioso-fantástico”, lo cual despeja toda duda, aunando así teatralidad, espiritualidad y fantasía en una misma pieza. 

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